Un ratón Mickey con un cartel que rezaba “Milei te bancamos porque estás limpio”. Un zorro Diego de la Vega que lleva clavada en su espada la palabra corrupción. Uno con una máscara de Donald Trump que no paraba de firmar autógrafos. Un imitador que no se cansaba de sacarse selfies con el ya clásico gesto de los pulgares arriba. Una mujer de unos 65 años adornada con los patitos kawai con el detalle de una peluca en la cabeza. Y miles de personas desesperadas por brindarle su apoyo a su líder: el presidente Javier Milei que luego de su enfrentamiento con los organizadores de la Feria del Libro decidió hacer su propio acto y mostrarle al país y al mundo “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”.
Milei eligió al Luna Park como lugar de lanzamiento. Allí, donde las veladas del boxeo hicieron historia, él también salió a pegar. Muy a su estilo. No se salvó nadie. Y cada arremetida desde arriba del escenario arrancaba vítores de sus seguidores.
Desde el mediodía los seguidores comenzaron a agolparse en la zona del estadio, en El Bajo de la Capital. Una murga y redoblantes amenizaron la espera. Cientos pugnaban por una entrada (gratis) que lo acercara a su ídolo. Y el ingreso fue un caos. Uno por uno la policía usaba escáneres y cacheos como si la fila de un aeropuerto se tratara. Hubo mucho más que empujones y el ingreso se hizo muy lento. Para todos por igual. Pero no hubo incidentes. Es que además la zona estaba rodeada literalmente de policías, tanto de la Federal como de la Ciudad. La propia ministra de Seguridad Patricia Bullrich se puso al frente del operativo en cada detalle,
Milei, estrella de rock
Adentro el clima era de fiesta. Y si a Milei le gusta mostrarse como una estrella de rock la espera no defraudó: AC/DC, Kiss, The Clash Creedence, los Rolling sonaron en loop. Y había partidarios de todas las clases sociales. Adentro, sí, dos pequeñas reyertas. Primero una pareja “de zurdos” intentó colocar una bandera pidiendo igualdad social. No los dejaron, les tiraron el trapo y los sacaron a los dos a empujones. Y luego dos carteristas fueron descubiertos y la seguridad los arrastró, literalmente, hasta la puerta. Luego, el pueblo libertario disfrutó desde el primer minuto. A las 21.10 en punto el estadio se oscureció y aparecieron los acordes de “Yo soy el León”, el tema que Milei usó en toda su campaña a pesar del enojo de los miembros de La Renga. Traje, camisa celeste por fuera del pantalón y sobretodo negro se acercó al escenario y se dio un baño de masas. Allí tomó el micrófono y como si fuera el frontman de la banda cantó el mismo tema que estaba sonando. “Siempre lo había hecho a capella. Ya era hora de que tuviera una banda”, dijo ante los gritos de los fanáticos haciendo referencia al grupo que formaron el diputado nacional Alberto “Bertie” Benegas Lynch en batería; su hermano Joaquín Benegas Lynch, en guitarra y en bajo Marcelo Duclos, uno de los biógrafos de Milei. Después, agradeció a todos los presentes por asistir a “la verdadera fiesta de la libertad”, especialmente a “El Jefe”, su hermana, la Secretaria General de Presidencia, Karina Milei, como también a los ministros, diputados, senadores. “Como uno no puede ser ingrato, hay que darle las gracias al de la Fundación El Libro, que con el intento de boicot nos regaló esta fiesta. Gracias kirchneristas”, gritó, despertando aullidos de apoyo. En primera fila aplaudían el ministro del Interior Guillermo Francos, el de Economía, Luis Caputo, Bullrich, la de Capítal Humano, Sandra Pettovello, el de Defensa, Luis Petri, el secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, el asesor Federico Sturzenegger y la diputada Lilia Lemoine, el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y la vicepresidenta, Victoria Villarruel.
Luego, ya más tranquilo, el presidente desglosó los capítulos de su libro y dio una de sus clases de economía ante 8.000 oyentes. En el medio tuvo tiempo de pegarles a todos. A Cristina, para quienes los presentes pidieron cárcel entre gritos “no me hagan que los acompañe en el pedido porque me van a decir que no respeto la división de poderes”, dijo irónicamente Milei; a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno Español; a quienes promueven el aborto (“están promoviendo un genocidio”, aseguró), y a tres de sus principales objetos de críticas históricas, Karl Marx, Benito Mussolini y “el ladrón de” John Maynard Keynes.
Al costado del escenario un grupo de 25 jóvenes de no más de 30 años fue el que realmente comandó las reacciones. Eran ellos los que tiraban chistes que el presidente festejaba, los que comenzaban los aplausos, los que ordenaban los silencios. Todos forman parte del formidable equipo de comunicación que se hace nota sobre todo en la red social X reposteando tuits favorables a la gestión de Milei las 24 horas.
Todo lo que dijo el libertario fue bien recibido por quienes habían ido a escucharlo. Incluso cuando afirmó que al libro “Teoría del valor” lo había disfrutado más que a su primera revista Playboy, lo que despertó carcajadas desde los cuatro costados, hasta cuando dijo que era un “calzonudo” por la cantidad de mujeres que tiene frente a los Ministerios. Durante dos horas el Presidente se sintió en su salsa. Nadie lo confrontó, nadie lo incomodó. Fue una fiesta por y para él. Habrá que ver si esa fiesta en algún momento se traslada al resto del país.